La antropología digital emerge debido a que diversos autores plantearon que estudiar lo que significa ser humano también tiene que ver con comprender cómo los humanos socializan dentro de un mundo material de bienes culturales que incluyen además de las relaciones personales: el orden, la agencia, las relaciones entre las cosas mismas.
Ocultar este fenómeno sería no entender la manera en que se compone la sociedad tecno-humana previamente esbozada. Desde el enfoque de Horst y Miller (2012), lo digital se encuentra diseminado entre lo tradicional y otros nuevos dominios. El autor y la autora argumentan que la antropología digital es ahora un campo de estudio por su propio derecho y afín a contribuir con respuestas para las preguntas que la antropología clásica se planteó desde sus inicios (Pink et al., 2016).
Esta forma de pensar la antropología, más que un conjunto de presupuestos epistémicos, una técnica o tipo de metodología, se debe pensar como una subdisciplina (Horst & Miller, 2012) que se centra en las dinámicas de ensamblaje entre humanos y objetos tecnológicos; cuestión que requiere un planteamiento profundo de qué es lo social, cuáles son nuestros interlocutores y qué tipo de fenómenos y relaciones son indispensables para interpretar. En efecto, con lo digital entran nuevos actantes a la realidad, de modo que se deben pensar las formas en que los dispositivos se introducen a la vida cotidiana y el impacto que tienen.
Siguiendo con esta lógica, surge una reflexión metodológica: la antropología digital requiere repensar metodológicamente la etnografía, ya que se encuentra en el corazón de la producción del conocimiento antropológico. De ahí la preocupación por el método, es decir, por cómo adaptar las herramientas tradicionales para entender la forma en que significan las personas en los medios sociales. Si se quiere entender cuál es el significado del perfil de Facebook en determinada región, brotan cuestionamientos sobre qué se debe hacer, cómo introducir la discusión de lo digital en las personas, en fin, muchas interrogantes.
La antropología digital, por consiguiente, se trata del estudio cultural de los grupos de personas relacionados o insertos en la tecnología. Parafraseando a Roberts, Hine, Morey, Snee y Watson (2013), esta explora espacios en línea por derecho propio y también navega por el territorio cultural más amplio dentro del cual estar online se ha convertido en una forma de experimentar lo que significa ser humano. Lo expuesto representa una mirada interrelacional centrada en la implicación híbrida tecno-humana. Esto implica el relativismo cultural como principio rector de investigación: el mundo estudiado depende de cuestiones específicas de cada cultura, no existen absolutos del uso de los medios sociales, ni de las experiencias que tienen los humanos con la tecnología, más bien hay similitudes que deben compararse quirúrgicamente, enunciando las sutiles diferencias y pormenores.
Para mayor información sobre la antropología digital y otras posturas de investigación online, consulta este artículo académico que publicamos en la revista Virtualis.