No todo es una comunidad online

Una reflexión teórica del concepto comunidad online, y sus derivaciones: comunidad interactiva, consociality.

El concepto de comunidad ha sido muy importante en la antropología. Ha permitido analizar los lazos fuertes entre las personas, dándole un sentido a la unión de personas desde sus significados, rituales, discursos y prácticas que conviven en un mismo universo simbólico, por no decirle cultura. En este sentido, lo que hacía un antropólogo de hueso colorado, esos que son partidarios de Malinowski, y que para hacer etnografía mínimo viven un año con la población estudiada, era inmiscuirse en las comunidades para entender desde la observación participante, el diario de campo, y un sinfín de técnicas distintas, la realidad de ese conjunto de personas.

 

Ahora, el cambio de la etnografía la netnografía no es sólo un cambio de método. También, además de la cuestión técnica o metodológica, se deben repensar los conceptos epistemológicos y teóricos que se han planteado desde las ciencias sociales. Y uno de ellos es el concepto anteriormente esbozado: comunidad.

 

¿Existen realmente comunidades en Internet? ¿Es posible entender que en Facebook, Twitter, e Instagram hay comunidades online? La respuesta es más compleja que un simple sí o no, veamos la razón desde uno de los exponentes de la netnografía, es decir, R. Kozinets.

 

El autor menciona que el término comunidad online puede ponerse en tela de juicio por sus raíces o connotaciones teóricas. Una comunidad, casi siempre, remite a un espacio físico delimitado, un territorio compartido, en donde las personas tejen lazos fuertes: se relacionan desde lo afectivo, lo durable y estable. Si uno se imagina la imagen que evoca el concepto es muy probable que piense en una cuestión física o presencial (cara a cara). La comunidad, así, tiene una connotación de proximidad que aunque muchos autores la han trazado como simbólica, perdura la imagen de un lazo o sentimiento fuerte entre las personas que busca la igualdad de condiciones (a pesar de la distancia). 

 

No obstante, en Internet, muchas de las relaciones que se tienen no son relaciones, sino, como diría Bauman, simplemente conexiones, vínculos humanos que se pueden conectar y desconectar; la web produce relaciones de bolsillo que se tiran cuando dejan de tener un coste-beneficio, son meramente “relaciones transaccionales”. Y por otro lado, la locación de estas “comunidades virtuales” está configurada por lo inespecífico, es decir, tiene la particularidad de ser un lugar multilocal o transnacional, lo cual produce que las identidades no sean tan permanentes como uno las pensaría en una comunidad terrenal.

 

Kozinets propone el concepto “consociality” para hablar del tipo de relaciones digitales que tienen la singularidad de ser amistosas o afines pero no necesariamente fuertes. Por tanto, lo que podríamos pensar desde lo “consociality” remite más a un “qué compartimos” o “que nos une en este momento”, a diferencia del “quiénes somos”, siempre definido por etnia, religión, edad, familia, cercanía o género.

 

El caso más palpable de lo que habla autor son las redes que se forman en las páginas oficiales de empresas en Facebook. En cada publicación uno puede entrever una red humana que se funda desde vínculo “co-like”, pero que no necesariamente esto significa que las personas detrás de las pantallas se conocen, se siguen o comparten un estilo de vida parecido. De modo que no son comunidades online, son perfiles que comparten intereses, son grupos interactivos. Se les podría llamar comunidades interactivas, en dado caso, pero no comunidades online.

 

El concepto comunidad debe ser re-pensado y utilizarse de forma más racionalizada, es decir, sin explotarla. Para la netnografía y el entendimiento de Internet, ayuda más entender que este mundo cibernético produce una proliferación de vínculos, y éstos no se parecen en su totalidad a los que acontecen en la realidad offline. Sin embargo, tampoco se tiene que pensar que no hay comunidades online. También existen grupos afines con lazos fuertes que se materializan en Internet: las cuentas personales de Facebook mantienen lazos que podríamos pensar desde el concepto comunidad.

 

No es que el término comunidad no funcione o no permita pensar lo que acontece en lo digital, la cuestión es ser quirúrgicos en la utilización del concepto para entender cuáles relaciones son producto de una relación fuerte y una profunda identificación (comunidad), y cuáles son el reflejo de un lazo débil, de esos que describe el concepto “consociality” o “comunidades interactivas”.

 

Antropomedia

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