Twitter vs Facebook ¿Cuál medio tiene más alcance?

Una comparación entre Twitter y Facebook en cuanto al alcance y el modo de habitarlos.

Una idea básica antes de explicar el tema. Lo público y lo privado no son características inherentes al espacio: por propia naturaleza no hay espacios públicos, por un lado, y espacios privados, por otro. Entonces, ¿de qué depende que un espacio sea público o privado? Respuesta: de las relaciones humanas que se generan a su alrededor, esto es, del modo de ocupar alguna plaza y el acceso o restricción que se determine por parte de los que en conjunto deciden qué hacer con el lugar. Por tanto, es la relación entre las personas las que construyen la privacidad y lo público (como entes simbólicos), y no lo material, ya sea físico como el caso de los terrenos, o cibernéticos como el caso de las plazas públicas virtuales (Facebook, Twitter, etcétera).

 

Ahora, ya entendiendo la idea anterior, comencemos con la explicación que pretende esbozar este artículo en cuanto a los ciberespacios y su alcance:

 

Facebook y Twitter son dos espacios muy distintos de habitar. Y esto no se dice por la capacidad de texto, imagen y video que uno puede colgar en la web en un momento: se sabe que Twitter limita más la expresión, es un territorio de laconismos, mientras que Facebook es un ente social que permite la expresión en más de 140 caracteres, es un terreno discursivo más grande. Se dice porque el punto central que los distingue en términos de alcance radica en la forma privada y pública en que son concebidos desde los creadores hasta los usuarios. ¿Qué significa esto? Simplemente que en el uso cotidiano por parte de las personas y la configuración cibernética creada por los developers las dos plazas representan muy bien la diferencia entre la dicotomía espacial: público/privado.

 

Facebook es un espacio privado (casa), o mejor dicho, privatizado (escuela burocratizada). Primero, porque entre los perfiles se ha producido un acuerdo implícito por convertir sus cuentas en una muralla inquebrantable (al menos desde el punto de vista del usuario, sus datos se siguen registrando para utilizarse en investigaciones y estrategias de marketing). Y dos, por la configuración que los developers, día a día, han propiciado al dificultar los caminos de comunicación orgánicos para beneficiar la opción de paga que quebranta el acuerdo colectivo de un medio social privado (se quiera o no, los mensajes llegan).

 

Twitter, por su parte, es una cuestión pública (noticiero o ágora griega): los usuarios lo utilizan para auto-promocionarse, sin importar qué perfiles los observen o analicen, e incluso la lógica del follow involucra una cuestión no privada: uno puede ver los tuits de otro usuario sin que éste lo siga. Y por otro lado, desde la función del Hashtag, Twitter se ha ganado la credibilidad de representar la opinión colectiva (por no decir pública) sobre cualquier tema que surja: #Noerapenal, #RoboaMexico y #EPN son muestras de un conocimiento colectivo al aire libre, sin paredes que obstaculicen la visibilidad.

 

¿Qué repercusiones tiene esto en términos de alcance en la comunicación? Rhys Hillman las presenta cuando demuestra los resultados de su táctica de Newsjacking que implementó sobre el caso de Luis Suarez para una publicación de Snickers (http://bit.ly/elsnickers).

 

Twitter por ser un espacio público, es decir, sin los limitantes que Facebook ha aplicado últimamente en su algoritmo (Edge Rank), generó mejor resultados en alcance. Aunque en ambos la noticia produjo interacciones, el miniblog permitió que la misma colectividad compartiera sin límites el contenido. Desde las metáforas (casa y ágora griega) esto queda más claro: en Facebook (la casa) sólo se compartió entre los habitantes de las casa, y en ciertos casos la noticia fue más allá por los vecinos que llevaban la noticias, mientras que en Twitter la misma arquitectura (apoyada por el uso público que se le da) propició que a golpe de re-tuits el mensaje llegará a más perfiles.

 

En resumen, en términos de alcance Twitter está venciendo a Facebook por parecer más una plaza pública que una propiedad privada. Será cuestión de entender cómo funcionan las dinámicas de intercambio y un contenido de calidad para que nuestros mensajes tengan un impacto considerable.

 

 


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